2503-21: La política como administración de lo ajeno

2503-21

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El Perú lleva décadas gobernado por políticos que confunden el cargo con propiedad personal. Cada gobierno convierte el Estado en su hacienda y lo reparte entre sus aliados. Esa lógica patrimonialista es la raíz de la corrupción sistémica. Solo cuando entendamos que el poder es préstamo, no herencia, podremos construir una democracia madura y estable. Gobernar es cuidar lo ajeno y devolverlo mejor de lo que lo recibiste.

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"Un político que se siente dueño ya empezó a robar."

Dueños o administradores: el poder que olvida que es préstamo

Uno de los mayores errores de la política peruana es que quienes llegan al poder lo confunden con propiedad privada. Creen que el cargo les pertenece, que el Estado es su hacienda y que el pueblo es apenas un inquilino incómodo. Así nace el caudillismo, el clientelismo y la corrupción patrimonial.


Pero el poder político no es una herencia ni un título de propiedad. Es un encargo, un préstamo temporal para administrar lo que pertenece a todos. Gobernar es cuidar un terreno ajeno, sabiendo que cada decisión deja huella en generaciones futuras.


Cuando un político se siente dueño del poder, deja de servir y empieza a saquear. Cuando recuerda que es apenas un administrador, sirve con humildad y responsabilidad. El Perú necesita más administradores honestos y menos caudillos con delirios de dueño.



| La otra cara |

El Estado secuestrado: cuando el poder es botín


En cada cambio de gobierno, vemos la misma escena: llega un nuevo grupo al poder y se reparte el Estado como si fuera un premio. Cargos, contratos, favores y presupuestos se convierten en moneda de cambio. El Estado deja de ser la casa de todos y se convierte en la caja chica de unos pocos.


Ese secuestro político es la raíz de nuestra fragilidad institucional. Cada gobierno destruye lo que el anterior hizo, no por mejorar, sino por marcar territorio. Así, el país no avanza: retrocede en cada cambio de guardia. El Estado no es un botín, es un legado común.



Administrar con conciencia: el poder que respeta la herencia común


Un líder político consciente entiende que el cargo no le pertenece. Sabe que administra recursos ajenos, representa sueños colectivos y cuida una historia que no empezó con él ni terminará cuando se vaya. Ese respeto por lo ajeno es la base de una política ética.


Administrar con conciencia es decidir pensando en el largo plazo, no en la próxima elección. Es entender que cada decisión impacta a generaciones enteras. Y que el verdadero poder no es apropiarse de nada, sino dejarlo mejor de lo que lo encontró.


AFORISMOS

1. El poder es préstamo, no propiedad.

2. Gobernar es cuidar lo ajeno.

3. Un político que se siente dueño ya empezó a robar.

4. El Estado es de todos, no del gobierno de turno.

5. La política patrimonial es la madre de la corrupción.

6. Cada cargo es un acto de confianza pública.

7. Administrar es cuidar, no saquear.

8. El poder es temporal, la historia es permanente.

9. Quien se cree dueño, traiciona al pueblo.

10. El verdadero líder es buen inquilino de la historia.


PROPUESTAS


  • Crear una Carta Nacional de Administración Pública, que todo funcionario debe firmar, recordando que administra lo ajeno.
  • Implementar un Sistema de Entrega y Recepción Pública, que registre con precisión el estado de cada sector al inicio y fin de cada gestión.
  • Promover una Escuela de Administración Pública Ética, donde los nuevos líderes aprendan que el poder es préstamo, no propiedad.
  • Crear un Observatorio de Continuidad y Respeto Institucional, que evalúe cuánto respeta cada nuevo gobierno lo avanzado por sus antecesores.
  • Establecer una Ley de Protección del Patrimonio Público, que sancione como delito el uso patrimonialista del poder.