2503-22
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El Perú ha tratado a millones de sus ciudadanos como hijos pródigos. Migrantes internos, pueblos originarios, juventudes excluidas, madres solteras invisibles. Todos esos sectores han sido marginados de la mesa nacional. La verdadera política del futuro no es solo crecer económicamente, es asegurar que todos tengan derecho a regresar, participar y prosperar. Reintegrar a los excluidos no es un favor, es la reparación de una deuda histórica.
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"Reintegrar es reparar, no regalar."
El retorno de los invisibles: cuando el Estado se reconcilia con los olvidados
La política peruana tiene una deuda histórica con millones de ciudadanos que fueron expulsados del desarrollo. Migrantes sin derechos, jóvenes sin futuro, campesinos sin agua, comunidades sin voz. Esos son los hijos pródigos de la nación: los que el poder ignoró mientras celebraba sus banquetes en las ciudades centrales.
Pero la verdadera grandeza de un Estado no está en su crecimiento económico, sino en su capacidad de abrir las puertas para que esos hijos olvidados regresen. No con discursos vacíos, sino con políticas concretas que los reintegren a la vida digna.
El retorno de los excluidos es el verdadero milagro político que el Perú necesita. No basta reconocerlos en campaña, hay que construirles un camino de regreso al desarrollo y la dignidad. Solo así la política dejará de ser un club exclusivo y se convertirá en la casa común que nunca debió dejar de ser.
| La otra cara |
El Estado selectivo: la exclusión como política sistemática
En el Perú, la exclusión no es un error, es una estrategia. El poder siempre ha elegido a quién escuchar, a quién servir y a quién olvidar. La modernidad llegó a las zonas ricas y las regiones productivas, pero se olvidó de los pueblos originarios, las comunidades rurales y las periferias urbanas.
Esa exclusión planificada es la raíz de nuestra fractura social. Un Estado que selecciona ciudadanos de primera y segunda clase es un Estado que fabrica resentimiento. Y un país dividido entre los hijos bienvenidos y los hijos olvidados no es una nación, es una familia rota.
La política del abrazo: reintegrar sin humillar
Reintegrar a los excluidos no es caridad, es justicia. Y esa reintegración debe ser digna: sin humillación, sin paternalismo, sin campañas de imagen. Es devolver derechos, abrir caminos reales de desarrollo y reconstruir un contrato social roto.
La verdadera política del retorno es esa: crear las condiciones para que nadie tenga que pedir permiso para ser parte de su propio país. Sin fotos, sin titulares, sin aplausos. Solo justicia.
AFORISMOS
1. Un país que olvida a sus hijos, olvida su futuro.
2. La exclusión no es un accidente, es una traición.
3. Gobernar es abrir puertas a los olvidados.
4. Reintegrar es reparar, no regalar.
5. La política real es construir caminos de retorno.
6. Sin inclusión, el progreso es una mentira.
7. Cada excluido es un fracaso político.
8. El desarrollo sin justicia es un banquete para pocos.
9. El retorno digno es el único perdón posible.
10. Gobernar es reconciliar al Estado con su pueblo.
PROPUESTAS
- Crear un Sistema Nacional de Reintegración de Excluidos, que identifique a comunidades históricamente olvidadas y trace políticas específicas de reparación y desarrollo.
- Establecer un Presupuesto del Retorno, donde el 10% de la inversión pública anual esté destinada a proyectos de integración social y económica para zonas excluidas.
- Promover una Ley de Justicia Territorial, que obligue a revisar históricamente las brechas creadas por decisiones políticas excluyentes, y fije metas concretas de cierre de esas brechas.
- Crear el Consejo Nacional de los Olvidados, integrado por representantes directos de comunidades históricamente excluidas, con voz y voto vinculante en la planificación del desarrollo.
- Implementar una Política de Reconciliación Social, con programas de memoria histórica, reconocimiento público de exclusiones pasadas y actos de reparación simbólica.