2503-30: Política de brazos abiertos: el Estado que sabe reconciliarse

2503-30

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El Perú no puede seguir siendo una tierra de hijos pródigos. No hay desarrollo posible si millones de ciudadanos siguen excluidos, invisibles o tratados como problemas. La política de futuro es la política de brazos abiertos: reconocer errores, reparar injusticias y construir un país donde nadie se sienta extranjero en su propia tierra. Sin reconciliación real, no hay desarrollo duradero.

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"Reconciliar es más difícil que gobernar, pero es más necesario.

El regreso de los olvidados: una nación que reconstruye vínculos

La historia política del Perú es también una historia de abandonos. Regiones enteras olvidadas, pueblos indígenas marginados, jóvenes tratados como problema, migrantes internos vistos como carga y trabajadores informales condenados al olvido. Cada sector excluido es un hijo pródigo expulsado de la mesa nacional.


Pero ningún país puede construir futuro si deja atrás a los suyos. La verdadera política es la que abre los brazos, reconoce errores históricos y crea caminos reales de retorno. No es caridad, es justicia. Y es, sobre todo, un acto de reconciliación nacional.


El Perú necesita una política de brazos abiertos. Un Estado que no solo administra, sino que repara. Que no solo gobierna, sino que sana. Porque un país que se reconcilia consigo mismo, tiene futuro. Y un Estado que aprende a pedir perdón, recupera autoridad moral.



| La otra cara |

El Estado excluyente: la indiferencia como política de fondo


La exclusión en el Perú no es accidental, es estructural. Desde el trazado centralista de nuestras carreteras hasta la forma cómo se asignan presupuestos, todo ha sido diseñado para favorecer a unos pocos y dejar fuera a los demás. La exclusión es una política disfrazada de error.


Ese Estado excluyente ha construido generaciones de ciudadanos resentidos, que no sienten que el país les pertenece. Y ese resentimiento es el combustible de todos nuestros conflictos. Sin inclusión real, la democracia es una formalidad vacía.



Reconciliación política: devolver la dignidad a los olvidados


La verdadera reconciliación nacional no se firma en mesas de diálogo, se construye en cada política pública que cierra brechas. Es una reforma tributaria que no castigue al informal, un sistema educativo que respete la cultura local y una descentralización que lleve poder real a las regiones.


Reconciliar al país es recibir de vuelta a todos los hijos pródigos que alguna vez fueron expulsados del desarrollo. Sin paternalismo, sin discursos condescendientes, pero con justicia concreta. Esa es la verdadera agenda de futuro.


AFORISMOS

1. Un país que olvida a sus hijos es un país sin alma.

2. Gobernar es reconciliar, no dividir.

3. Sin justicia histórica, no hay paz duradera.

4. El Estado no es una empresa, es una familia común.

5. La política de brazos abiertos es justicia en acción.

6. Cada excluido es una herida abierta de la nación.

7. El desarrollo sin inclusión es una farsa.

8. Reconciliar es más difícil que gobernar, pero es más necesario.

9. La memoria es la primera política pública.

10. El futuro pertenece a los países que se reconcilian.


PROPUESTAS


  • Crear un Plan Nacional de Reconciliación Territorial, que identifique comunidades históricamente marginadas y garantice inversión prioritaria.
  • Establecer un Consejo de los Olvidados, con representantes de comunidades indígenas, rurales y migrantes internos, para tener voz vinculante en el presupuesto nacional.
  • Promover una Ley de Justicia Histórica, que reconozca formalmente las exclusiones cometidas por el Estado y establezca mecanismos de reparación.
  • Crear un Fondo de Integración Real, financiado con un porcentaje de los proyectos mineros y extractivos, destinado directamente a comunidades marginadas.
  • Implementar un Sistema Nacional de Memoria Pública, para que cada generación aprenda lo que ocurrió y por qué es urgente reconciliarnos como nación.